El uso de un buen calzado de seguridad es primordial a la hora de proteger a las personas de riesgos que puedan provocar accidentes, así este tipo de calzado está provisto un tope de seguridad para proteger la parte delantera del pie que evita el atrapamiento de los dedos en caso de impacto de objetos pesados sobre los mismos.
Existen varios grados de protección según los elementos de protección que incorpora el calzado, aunque siempre para hablar de calzado de seguridad lo primero que debemos tener en cuenta es si dispone de los requisitos básicos que debe reunir para cumplir su función de protección, como por ejemplo: estanqueidad, resistencia al rasgado, espesor del empeine, resistencia a la abrasión, espesor de la suela...
El marcado del calzado de seguridad es la garantía de cumplimiento de los requisitos de seguridad, así las siglas SB identifican al calzado de seguridad y dentro del mismo podemos distinguir varios grados:
S1: talón cerrado, antiestático, absorción de energía del talón.
S2: S1 más penetración y absorción de agua.
S3: S2 más resistencia a la perforación, suelas con resaltes